La adulteración es tal que en Beijing se usan antiparas gigantes para percatarse el Sol. Cómo adjetivar esta secuencia, que parece atesorar más a un futuro distante y distópico que a nuestra aceptación; a una cinta de Hollywood que a la vivacidad real? En Beijing, el gobierno chino ha abierto a transferir el amanecer a través de la Tv porque la intoxicación no deja visitar el paraíso. Han dispuesto de antiparas gigantes para que los moradores pueden presentarse al Sol piruetear en el alejamiento. La pasta de bascosidad en el medio es tan densa que han tenido que acogerse a esto. No tengo voces. Ya hemos parloteado antaño de la pésima naturaleza del viso en la caudal peladilla. Los residentes han tenido que usufructuar caretas de butano para proceder sus batallas, o aun, levantar su semblanza cotidiana a razón de la adulteración. Podría recitarles las cifras de polución en el salero chino. Podría decirles cuántos enfermos, cuántos muertos, cuántos alcances desfavorables ha instigado la adulteración ambiental en Beijing. Pero con esta película, la apostilla demasía. Si hay fotos que valen mil voces, caray, ésta es una que debería avergonzarnos como humanida
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